CHISTE

- ¿sabes cuantos pecados cometió el rey David en su vida? los mismos que en bajada.

miércoles, 31 de agosto de 2011

La historia del rey David



  Yo, el rey David nací en Belén de Judá, soy el hijo menor de Isaí y tengo ocho hermanos. Toda mi infancia sufrí la mala disposición de mis hermanos mayores, era el más postergado de la familia, mis padres me contaron que ellos me tenían envidia, posiblemente por mis talentos.
   Desde niño fui pastor de ovejas, estuve muy ocupado con mi rebaño y dicen que adquirí mucho coraje al defender a mis ovejas de los feroces leones y osos, entre otros, con la gran ayuda de mi cayado y de mi honda.

  Mi reino, que estaba gobernado por Saúl, que fue el primer rey en gobernar este reino, estaba en guerra con los filisteos. Ellos contaban con un gran líder, que era un gigante, llamado Goliat, este hombre media nada menos que 2,9 m. El estaba muy confiado de que iba vencer a todos, porque tenía una gran fortaleza física y desafío al ejército de Israel durante casi un mes y medio, a que eligiéramos a nuestro mejor hombre para que se enfrentare a él y así de decidiría la batalla y el pueblo vencido seria esclavo del vencedor. Entonces me ofrecí delante del rey Saúl como voluntario para luchar con Goliat. Para nosotros era un momento difícil, porque este duelo dependía de nuestra existencia como nación autónoma y esta batalla seria determinante, entonces dije que toda la tierra sabrá que hay un dios en Israel.
  Antes del duelo con el líder filisteo, me vistieron con la armadura que usaba el rey Saúl pero me parecido muy incomoda porque nunca había usado una armadura y decidí no ponérmela para esta situación. Me dirigí al campo de batalla con mi honda y mi cayado, que usaba para defender a mi rebaño, y recogí 5 piedras lisas del arroyo que estaba por ahí.
Ese gigante cuando llegue se burlo inmediatamente de mi cayado, pero una vez empezada la pelea, desquite mi enojo lanzándole con mi honda una piedra, que impacto en el medio de la frente de Goliat. Cuando lo vi caer por el duro golpe corrí lo mas rápido que pude, le corte la cabeza con mi espada y así vencí al gigante. Luego me fui con mis armas y su cabeza a mi tienda.
  Esta fue la primera de muchas victorias ganadas por mí, que conseguí confiar en dios.
Y conseguí también la confianza de los criados y de la afición de todo el pueblo hebreo. Pero ese fama que conseguí por mis logros, hicieron aparecer los celos de Saúl, que se estaba convirtiendo en otra persona, me comenzó a seguir por lo que corrí serio peligro de muerte y huí al desierto.
  En el desierto reuní un grupo de seguidores y ellos me convirtieron en el paladín de ellos, los oprimidos, mientras tenia que eludir las persecuciones de Saúl. Llego un momento que ya no tenia alternativa y tuve que  aceptar la protección del rey filisteo Aquis de Gat, e incluso acepte la ciudad de Siclag como lugar de familia y de mis tropas. Después de estar varios días Aquis marcha en una campaña contra Saúl, yo no fui a la batalla, creo que los filisteos no confiaban en mí. En ese momento todavía no podía conseguir el reconocimiento de las tribus norteñas de mi reino.
  Ya hace varias décadas que me nombran como el real creador de la monarquía de Israel. Mi gobierno en Israel empezó en Hebrón, reine 7 años y medio, los dos primeros años estuvimos muy ocupados con la guerra civil que había entre mis defensores y los antiguos cortesanos de Saúl, que habían asumido a Es-baal, hijo de Saúl, como rey en Mahanaim. Cuando los vencimos, toda oposición contra mi desapareció.
Luego fui reconocido por todas las tribus pero era difícil lograr una total autonomía y para eso se necesitaba ubicar en un lugar neutral. Por eso elegí a Jebus porque no estaba nominado por la gente de Judá ni de los israelitas del norte, estaba ocupado por los jebuseos. Me lanza a la conquista de los jebuseos e hice mi capital, que la nombre Ciudad de David. Desde aquí pude vigilar las dos grandes divisiones de mis dominios, que más tarde se dividieron en Judá e Israel. Se edifico un palacio, se construyeron carreteras, se restauraron las rutas comerciales y me asegure de la prosperidad material de mi reino. Quise hacer  un templo pero dios le habló a Nathan, diciéndole que lo tendría que hacer uno de los próximos reyes ya que se habían cometido varios crímenes. Y luego hice un pacto con la promesa de que establecería mi casa eternamente.
  Después conquiste Soba y Aram, Edom y Moab, las tierras de los filisteos y muchos más territorios.
  No fui a la batalla de Rabbah, me quede descansando en Ciudad de David. Me tome una siesta, camine por un terrado y vi en una casa vecina que una hermosa mujer se estaba bañando y la quise tener al lado mío. Quise informarme y así supe que su nombre era Betsabé, que era hija de Eliam, también me informaron que estaba casada con Urias, un soldado hitita principal que estaba luchando en Rabbah y eso no hizo cambiar el deseo de estar al lado de Betsabé. La hice venir a mi y cometí un adulterio con Betsabé, mientras Urias luchaba en la batalla (el adulterio era sancionado con la muerte en Israel).
Betsabé quedo embarazada de un hijo mío, entonces tuve que llamar a Urias, para que el me dejara con su esposa y esconderle a el que el bebe que tenia ella era mío. Urias se negó a permanecer en su casa mientras sus amigos y compañeros morían en la batalla. Entonces se me ocurrió darle unas instrucciones a Joab para que mande a Urias a la parte frontal y mas difícil de la batalla, así era mas asegurada su muerte.
Mientras Betsabé guarda un luto por Urias, yo estaba esperándola. Luego me case con ella y ella llevaba a nuestro hijo.
  El profeta Nathan, el sucesor de Samuel me dijo: ¿Por qué despreciaste la palabra de Dios, para hacer lo que es malo para sus ojos? Heriste a Urias y tomaste a su esposa para que sea tu esposa. Por el adulterio y el asesinato Dios le quitara la tranquilidad a su casa y al rey proporcionándole un reino agitado, lleno de disturbios civiles violentos e intrigas. Me arrepentí mucho por lo que hice y prometí que no lo volvería hacer.
Nació mi hijo pero se enfermo y en el séptimo día murió, me di cuenta que era la lección dios. Mis siervos me preguntaban  porque me lamentaba cuando el bebé estaba vivo, pero cuando ya había muerte les dije: ¿quien sabe si el Señor tendrá compasión de mi y que el niño pueda vivir? Pero ya mi hijo muerto, ¿por qué ayunar ¿ ¿Podré yo hacerlo volver? Yo voy al el, pero el no volverá a mi.
Uno de mis hijos, Absalón, que era hijo de Abigail, se revelo ante mi y luchamos por el derecho al trono. El estaba en el medio de la guerra cuando su pelo se enredo en las ramas de un roble, Joab, el comandante, lo siguió y cuando se enredó le clavo tres lanzas y definitivamente lo mata. Todos festejaban una victoria, mientras yo sufría un gran dolor y dije que hubiera muerto yo, en lugar de el.





Mi imagen ya no era la misma, encima mi otro hijo Adonías, también pretendía reinar en mi reino.
Ya muy grande en edad, estaba decrépito y postrado en cama. Mi hijo Adonías, se declaro rey. Betsabé mi esposa preferida vino con Natan, el profeta, me procuraron un acuerdo que colocase a Salomón, mi segundo hijo con Betsabé, en el trono.
Salomón fue elegido por dios y este acuerdo que tenia con Betsabé solo concretaba los designios divinos. Le dije unas instrucciones muy importantes, no derramar sangre, no buscar revanchas y seguir los preceptos del Señor. También con el se cumplía la promesa de continuar la línea hereditaria en el trono.
Este año se cumplen 40 años desde que empecé a reinar, 7 en Hebrón y 33 en Jerusalén.